¿Existe la mala onda? Brujas, chamanas y reikistas responden
Desde los ataques espirituales intencionados (magia negra) hasta los inconscientes (celos, envidia y odio), consultamos a cuatro especialistas del mundo de las "energías".
Incontables veces escuché, aún de los más escépticos corazones, los siguientes comentarios: “X tiene mala onda, me siento mal después de visitarlo”, “X me mira y me duele la cabeza”, “siento la envidia de X, no te lo puedo explicar, la siento, me llega”, “X vino a mi casa y… desplegó tanto veneno que, ¡dejó todo cargadísimo!”. Hace poco escuché a una persona comentar, en el medio de una clase de astrología, que todos los viernes y martes encontraba, en la vereda de su casa, objetos utilizados en trabajos de magia negra, “¿y qué hago con eso?” Nos quedamos mudas en el aula ante la evidencia, hasta que alguien dijo “dicen que no hay que tocarlo con las manos”. Hay muchísimas experiencias de este estilo silenciadas; cultos y creencias utilizan la manipulación pisco-energética (psicomágica en términos de Jodorowsky) como práctica cotidiana. Su accionar efectivo (para la mente racional occidental) mucho depende de la intimidación: si te la creés, perdiste.
Pero aún sin llegar al extremo del ataque espiritual obsceno y revanchista (“me metiste los cuernos, ahora vas a ver”) hay asuntos más sutiles y cotidianos a resolver: una de mis mejores amigas sufrió la invasión reiterada, en sus sueños, de una conocida que la miraba con odio… Y después de eso, ¡zaz! ¡una racha de mala suerte! ¿Qué hacer? ¿Contraatacar? ¿Pagar con la misma moneda? ¡Ojo! Antes de empuñar la varita y jugar Harry Potter, aconsejo seguir el hilo de lo que viene a continuación.
Empecemos por lo básico: ¿qué es la mala onda?
Para Sandra Román, sacerdotisa de Avalon y terapeuta de vidas pasadas, la física cuántica ya comenzó a jugar a favor de las brujas. “Se trata de vibraciones que afectan nuestros cuerpos sutiles o energéticos: se sabe que absolutamente todo lo que existe está hecho de energías. Ya sean positivas o negativas, se ponen en marcha a partir de emociones fuertes. Lamentablemente –dice Sandra- las personas suelen odiar y envidiar con mucha más intensidad que el modo en el que aman”. La analogía vibración-emoción es uno a uno (¿qué es el amor sino un “aletear” y “vibrar” interior furioso?).
Para Zezi Astral, practicante de chamanismo urbano, la carga negativa, oscura, o como se la llame, no entra sin que la llamen -este es un punto clave en el que todas las consultadas coinciden-. “Las energías densas pueden haber sido generadas por la misma persona. Generalmente solemos poner en el afuera los problemas, las cargas o culpas, pero muchas veces son formas de pensamiento o patrones internos”. Si nos imaginamos el campo energético humano como un globo brillante –como lo describe la cosmovisión tolteca (sociedad mexicana precolombina), por ejemplo- y a la mala onda como un agente externo (virulento), podemos decir que si algo (del campo energético del otro) puede ingresar, es que no tenemos un buen sistema de defensas, estamos flacos, vibracionalmente hablando.
Ese punto de poder
Siguiendo con la toltequidad y su bellísima descriptiva del mundo de las energías, el “punto de encaje” es el lugar central (energético) del cuerpo de los humanos que se va moviendo dependiendo de hacia a dónde va la atención (la atención profunda, sutil, “visión”). Cuando este punto está comprimido o debilitado (por angustia, temor, compresión interna, represión, traumas del pasado, etc.) se queda fijo y flaquea ante los ataques espirituales.
La reikista y especialista en Registros Akáshicos Romina Cantuarias lo explica así: “Si uno no hace nada cotidiano para organizar su energía, quizá pueda afectarnos lo que el otro está deseando que nos suceda (tanto bueno como malo). Pero pueden también influir muchas cosas, como los propios pensamientos y creencias. Las cosas no salen como uno quisiera y ya le echamos la culpa al otro: nos hicieron algún trabajo o magia, quizá uno mismo generó eso o lo dejó entrar”.
Toda manipulación es magia negra
Cuando hablamos de brujas o brujería, en general, pensamos en un caldero hirviendo con patas de rana y a una vieja muy deseante del futuro ajeno. Esta idea errónea se difundió desde la creencia judeocristiana y desde Hollywood (también judeocristiano). Las brujas –las de antes y las de ahora- trabajan con el poder creativo (y destructivo) de la misma naturaleza, pero también tienen sus códigos de ética (si los respetan o no es otra cosa).
“
Hay una ley básica de la magia (comprendida dentro de la Ley de Tres) que dice: Todo lo que hacemos, bueno o malo, vuelve multiplicado por tres.
Esta sencilla sentencia resume cómo le va al ejecutante del acto mágico malintencionado (ataduras, enlaces amorosos forzados, triunfo en elecciones para cargos públicos). Román lo explica muy claro: “La magia negra existe, pero no es necesario hacer un gran trabajo de 'brujería' para que de resultado. Con solo desear el mal, si la persona está embargada por sentimientos de odio, enojo, celos o envidia, y si además tiene una mente y una voluntad poderosas, las energías que irradie hacia el blanco de sus sentimientos serán igualmente tóxicas y poderosas. De todas maneras, esto no es gratuito para la persona que hace daño: energéticamente, todo lo que se envía hacia afuera, regresa a su origen con mucha más virulencia aún".
Según esta mirada, la magia negra trabaja con espíritus desencarnados (muertos), "por lo general, se trata de almas que por alguna razón se han alejado de la Luz. Cuando se dan cuenta de que han sido esclavizados, suelen cobrar venganza contra la persona que los sojuzgó. Es por esa razón que es tan frecuente ver a los brujos negros vivir de un modo miserable o caer en la locura".
La coraza de los guerreros
La segunda etapa, si asumimos que existe, es ¿cómo protegerse?
Según Flavia Carrión, antropóloga y directora de la Escuela de Espiritualidad Natural de Buenos Aires, “la forma de impedir esos efectos nocivos es estar alineado con la naturaleza y con nuestro propósito sagrado. Con esto nos referimos a estar conectados con las 7 direcciones de la energía: el Cielo, la Tierra, los 4 elementos y el observador o maestro interno. Esta conexión se realiza a través de respiraciones, ejercicios corporales, afirmaciones y ceremonias.
Este alineamiento era algo natural para nuestros ancestros, para los habitantes del mundo actual es algo que debe realizarse deliberada y conscientemente".
Cantuarias también apunta al ritual personal como modo de defensa y plenitud: “Creo que si uno practica sus propios rituales como hacer yoga, comer sano, relacionarse con personas que tienen la misma energía o frecuencia vibratoria, eso nos eleva la energía. El ser humano desde que está en este mundo ha necesitado de rituales. Cada cultura tiene los suyos, transmitidos de generación a otra generación, y hacen que la vida tenga sentido, así como yo me guío, por ejemplo, por los ciclos lunares”. Desde el sistema de creencias que traigas, el ritual parece ser un tip necesario.
Zezi Astral dicta talleres de protección energética, y nos dio una lista de consejos:
"Es bueno invocar a la divinidad en la que creamos, Jesús, Buddha, Odin; algo muy efectivo es hacernos símbolos en el cuerpo (de reiki, runas o de magia pagana); llevar en nuestro bolso o cartera un puñado de laurel, romero, clavo de olor y lavanda; colgarnos algún cristal que sea esponja y que absorba la energía densa como la turmalina negra o el ojo de tigre; usar un ónix negro es un gran escudo protector, rebota cualquier ataque psíquico o espiritual que quiera derribarnos energéticamente; al regresar al hogar lo ideal sería hacerse baños de descarga o baños de limpieza con sal gruesa y vinagre; otra posibilidad es sahumarnos con copal o con mirra e incienso; y algo muy sencillo es descalzarse y poner los pies en la tierra, la Pachamama es la gran madre que recibe la hucha (energía densa) y la devuelve transformada en luz."
Al no desesperar, guerreros y guerreras, las emociones densas (propias o ajenas) vienen para ejercitar el poder personal. O, en sencillas palabras, ¿cómo podría emerger la luz sin la noche oscura?