Emociones Negativas
“Todas las emociones negativas vienen del miedo y no hay que luchar contra ninguna de ellas.”
Esta frase debería convertirse en nuestra inseparable compañera de viaje. Se trata de un concepto muy importante que hay que tener siempre en cuenta. Olvidarlo, a menudo, es la causa de enormes males.
El pensamiento que nos provoca dolor viene principalmente del recuerdo de la tensión asociada al momento cuando experimentamos ese sufrimiento. Cuando vivimos una experiencia negativa, la tensión que se origina permanece fija en nuestros recuerdos durante muchísimo tiempo, a veces para siempre. Un antiguo refrán dice: «¡El recuerdo de la felicidad ya no es felicidad; el recuerdo del dolor todavía es dolor!».
No estamos plenamente de acuerdo con ello, pero nos explica bien el concepto. El funcionamiento de nuestra mente hace brotar de forma automática ciertas sensaciones cada vez que la realidad crea una situación que puede ser asociada a otra anteriormente vivida. Estos pensamientos se reconocen fácilmente. Son aquellos que nos provocan tensión, ansiedad, estrés, en definitiva, aquellos que nos hacen sentir mal. Y cuanto peor estemos, más perdurarán en la mente.
Resulta evidente, entonces, que el pensamiento que produce dolor es absolutamente involuntario y genera sentimientos y emociones negativos que crean un círculo vicioso muy peligroso, sobre todo si es vivido de un modo inconsciente, porque, por desgracia, son precisamente estos sentimientos nocivos los que manifiestan más negatividad en la realidad física.
Por lo tanto, cuando estamos tristes o enfadados, o somos rencorosos o envidiosos, accionamos un mecanismo creativo que nos proporcionará más tristeza, más ira, más rencor y más envidia, o algo peor. Todas las veces que has empezado esta operación sin pararla, has manifestado en tu vida (sin darte cuenta) exactamente aquello que temías o te creaba sensaciones de malestar. Es muy importante entender que si te preocupas por algo y enfocas tu atención sobre lo que temes, harás realidad tus temores.
Todas estas afirmaciones son válidas también para los buenos recuerdos en los que nos gusta recrearnos. El único peligro es la nostalgia. Si nos fijamos con nostalgia en los hermosos momentos del pasado, atraeremos al presente solo su ausencia. De nuevo se trata de pensamientos involuntarios que tal vez en el pasado no nos hicieron sufrir, pero que posiblemente nos causen sufrimiento en el presente.
El miedo: es el enemigo más grande e insidioso al que nos enfrentamos, el verdadero enemigo al que hay que derrotar. ¡Pero también el mismo concepto de «luchar contra» es nuestro enemigo! Si decidimos luchar contra el miedo que nos angustia, seguimos centrándonos en él y transmitiéndole energía.
Nuestro intento de derrotarlo traerá únicamente como resultado que les cedamos nuestras energías a nuestros temores, haciéndolos todavía más grandes. También es necesario aceptar y dejar marchar al miedo, como al resto de los pensamientos negativos. Aceptémoslo y quitémosle de inmediato el poder sustituyendo las malas sensaciones con pensamientos que nos hacen sentir bien, como si los miedos y los temores no tuviesen ningún peso sobre nuestro corazón. Aprendamos a superarlos pero sin ignorarlos. O mejor dicho, ignorémoslos una vez que se hayan superado.
No les des mucha importancia; más bien míralos y sigue tu camino. Debemos aprender a centrarnos en las soluciones y no en los problemas, enfocarnos en lo que deseamos y no obstinarnos en «no querer» lo que tenemos. El universo no lee la palabra «no».
“Si nos encontramos bloqueados en el «drama», la Ley de la Atracción nos acarreará siempre más «drama», y nos veremos imposibilitados a la hora de atraer lo que realmente deseamos.
Antes que nada, debemos enfrentarnos a las sensaciones negativas y a la ira (descendiente directa del miedo) y aceptarlas, para después poder librarnos definitivamente de ellas. Ignorarlas y luchar contra ellas no es solo claramente contraproducente sino que incluso se puede transformar en un proceso destructivo.”
Enciende tu luz ...🔥
